jueves, 27 de diciembre de 2007


Y sí, creo que últimamente es mi cuerpo el que se mueve separado de mi conciencia moral. Se deja llevar por las emociones y los sentidos, dejando de lado el afecto y la ternura que, hasta hace pocos meses, pedía a gritos. Una caricia descuidada, un beso fugaz como el viento o el solo hecho de sentir el sol por la mañana, provoca en mí sensaciones únicas e irrepetibles, deseos impuros que me toman por sorpresa, aún cuando mi cerebro le indique el camino correcto. Difícil es manejar tu cuerpo, sobre todo si este pasa por una racha de hormonas, y dondequiera que vaya, provoca que los hombres se fijen y me deseen más de lo natural. Igual es delicioso, pero trae sus problemas, porque cuesta que vean más sobre mí. Sólo se quedan en la chica que gatilla hormonas. De hecho, me autodediqué una canción:
Ricardo Cocciante
Cuerpo Sin Alma
Y ahora siéntate, alli de frente a mi, escúchame muy bien, y sin interrumpir, hace ya tiempo que, quería decírtelo, tratar de convivir, inútil resulto, todo sin alegría, sin una lágrima, nada para agregar, ni para dividir, tu trampa me atrapó, y yo tambien caí, que pase el próximo, le dejo mi lugar, pobre del que vendrá, que pena me da.
Estribillo
Cuando en el cuerto él, te pida siempre más, nada te costara, se lo concederás, como sabes fingir, si te da cómodo, yo te conozco bien, no sufro mas por tí, y si vuelves a mí, te lo demostraré, porque esta vez yo sé, no se te olvida más. Ahora desnuçúdate, sabes hacerlo bien, pero ilusiones no, que ya no traigo más, y te arrepentirás, cuerpo sin alma.