jueves, 5 de junio de 2008

Errores Clandestinos

El goce de mi cuerpo es lo que hoy por hoy ronda en mi cabeza. Los placeres de la carne, la excitación de los sentidos y la sensualidad de la atracción entre dos personas ha penetrado profundamente mi alma y mi cuerpo. Me entrego cuando una mirada es lujuriosa, cuando me desnudan con tan solo una ojeada, o cuando siento el roce de algún cuerpo masculino que desea mi atención. Y presiento que sexo opuesto nota esta sensibilidad por parte de mi piel, ya que creo que expelo esa voracidad de ser poseída por cualquier falo erecto que se me cruce en el camino. Puedo parecer como cualquier niñita bien, criada en una familia de clase media trabajadora, pero el acceso a cultura y educación me ha hecho darme cuenta que el setir goce y pasión no es algo exclusivo de las prostitutas; por el contrario, ellas solo se tumban en cualquier lado solo por el dinero que les da un desconocido, y yo solo me tumbo en una cama cuando sé que el amante de turno me dará placer y dedicación. Si esto no ocurre, entonces me voy a buscar un nuevo lecho donde me entrego por completa para ser disfrutada y gozada. Así de simple y distinto. La verdad es que tampoco me interesa si el fulano en cuestión es atractivo o no en demasía; me importa que tenga unas manos firmes y un miembro erecto que provoque hormigueos y sensaciones múltiples en mi joven templo